miércoles, 20 de agosto de 2014

Tenemos que hablar de muchas cosas.

Con la globalización  y las nuevas tecnologías, la pausa informativa estival ha desaparecido. Se terminaron los veranos, donde casi todo lo que pasaba estaba en "Marca" y "As" y se resumía a  traspasos y presentaciones de futbolistas en los palcos de los grandes clubs. Las únicas que parecen no haberse enterado de este estado de cosas son las empresas periodísticas, que siguen tirando de la gente en practica para dar vacaciones, en agosto, a los titulares.
Nuestra política domestica ha sido sacudida por un temblor de consecuencias aún desconocidas que de todos modos pueden ser calificadas de históricas. Hablamos de la confesión de Jordi Pujol, el que fuera presidente de la autonomía catalana durante 23 años. Pujol ha reconocido haber defraudado a la Hacienda Publica durante más 30 años manteniendo, en paraísos fiscales cuentas ocultas. Lo de Pujol es algo más que un atraco a mano armada es la puesta en marcha de una organización mafiosa  que desviaba de manera sistemática y organizada a sus cuentas bancarias, en paraísos fiscales el 3% de todos los movimientos económicos que se realizaban en Cataluña. Esta trama se sostenía gracias, a como mínimo dos colaboradores imprescindibles, su familia natural y su familia política. Pujol ha montado su tinglado para que las administraciones controladas por CIU engrosaran durante años sus cuentas en Andorra.
Alguna reflexiones que merecen respuestas de los nacionalistas catalanes: ¿hacia donde miraban los catalanes?, ¿que hacían los medios de comunicación catalanes?, ¿y los nacionales?. También seria interesante saber si los Pujol se beneficiaron de la amnistía fiscal del Gobierno del PP. De todos modos no nos conviene olvidar que para haber corruptos es imprescindible que exista gente dispuesta a corromper,  lo que quiere decir que en el entorno catalán existió y posiblemente sigue campando a sus anchas una enorme cantidad de dinero negro. Tampoco conviene pensar que los catalanes son diferentes al resto de los españoles.
El Ébola surgió, en nuestra vida hace unos años como algo lejano y casi africanista. El cine también lo usó en varias cintas bastante malas que explotaban el pánico vírico. La globalización ha reducido las distancias como nunca antes. La tradición misionera de la Iglesia española ha hecho el resto y nos vimos cara a cara con el problema , camino de la playa. El gobierno ha puesto en marcha un dispositivo medico para repatriar al misionero español y a una de sus colaboradoras. Esta actuación gubernamental ha levantado más comentarios negativos de los que cabía esperar. Una vez más el argumento recurrente utilizado fue la factura.  Una vez planteado el coste se dio paso al populismo de plantear todo lo que se podría haber hecho en nuestra sanidad con lo gastado. Algunos llegaron ha plantear si se realizaría ese gasto por "cualquier trabajador que haya sufrido un accidente laboral". No quiero entrar en esa trifulca barrio bajera solo quiero decir que me siento orgulloso de pertenecer a un país que no deja tirado a un compatriota cuando más necesita de su ayuda.Para terminar decir que cada vez que alguien solo valora la actividad humana en términos de dinero es que tiene problemas de envidia.

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