viernes, 27 de junio de 2014

Igualdad o equidad.

Renovarse o morir y evolucionar permanentemente es el reto que tiene la izquierda europea sino no quiere perder el tren del progreso y de la utilidad. Una izquierda para cuatro profesores de ciencias políticas no tiene sentido en pleno siglo XXI. La caída del sistema soviético ha dañado seriamente a la izquierda europeo y muy particularmente a la socialdemocracia que gobernaba en muchos países de Europa occidental. Este hecho histórico sumado al "subidón" de el  neoconservadurismo de Thatcher y Reagan han supuesto una prueba verdaderamente exigente y dura para la izquierda. Durante un tiempo la izquierda aturdida por lo que se le venia encima se ha equivocado buscando soluciones de corte liberal y más bien poco progresistas en el campo de la economía. Este intento de parar el golpe fue rechazado por buena parte del electorado que para aplicar políticas lconservadoras prefiere, con razón a los partidos de derechas. Siempre es mejor el original que la copia, por mucho que se empeñen los chinos. Y si a ese momento de confusión le agregamos la globalización entendemos perfectamente el descalabro no solo electoral sino ideológico de la izquierda democratica. Hemos asistido a discusiones bizantinas para justificar bajadas de impuesto universales o para invertir dinero publico en infraestructuras de todo tipo, en los sitios más insospechados. El keynesianismo mal entendido.
Han hecho falta errores descomunales, fracasos estrepitosos y un hartazgo generalizado de la gente por la corupción enquistada en todos los sectores de la sociedad, para que la izquierda vuelva a pensar en su función en una sociedad de libre mercado desarrollada y en su tarea redistribuidora y de gestión de  servicios públicos.
Es el momento de sacar conclusiones de los errores cometidos y de revisar conceptos como por ejemplo el de igualdad, No estaría mal reflexionar también el concepto de la universalidad no se puede aplicar en todos los campos sin distinción. El concepto de igualdad tiene que ser matizado y  considerarlo inadecuado, en ciertos casos, siendo más acertado el concepto de equidad. Pongamos un ejemplo practico, el cheque bebe de Zapatero. Es un error dar 2500 € a todas las mujeres que den a luz, sin mirar si lo necesita  o no. El Estado no puede trataad quer igual a una madre necesitada que una madre que para nada necesita esa ayuda. En el tema de ayudas económicas la universalidad no es un concepto ni justo ni redistribuidor. Hace años que los países del norte europeo, fuertemente marcados por el sentimiento socialdemócrata no utilizan la universalidad en la distribución de ayudas publicas. En el caso del cheque de Zapatero, algunas madres que lo recibieron y no lo necesitaban no hubieran tenido opción de solicitarlo.
La igualdad es la base de los impuestos como el IVA, donde todo el mundo paga lo mismo y no se tiene en cuenta los ingresos.
En tiempo de crisis económica, como los que padecemos la función de redistribución del estado tiene que ser primordial y tiene que ser rigurosa y sobre todo justa. Nos tenemos que replantear a diario la acción de los servicios públicos y garantizar la dignidad de los más necesitados. El Estado tiene que proteger a los más desfavorecidos y después al os demás.

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