miércoles, 4 de junio de 2014

El vertigo de la primavera.

Huele a cambio de época , no me atrevo a hablar de cambio de  régimen ni de sistema, pero huele a cambio. Estos periodos se caracterizan por una aceleración de los acontecimientos y  un montón de iniciativas de todo tipo. El detonante de estas situaciones es difícil de concretar aunque lo normal es que no sea algo  reciente sino que sea algo que lleva latente desde hace tiempo y que sin saber muy bien por qué sale a la superficie en un momento dado, aprovechando la más mínima ocasión. Antonio Gramsci hablaba de las dificultades que tenia el "mundo nuevo" para hacerse sitio y lo que costaba echar del escenario al "mundo antiguo".
No creo que el detonante sea, como dicen algunos los resultados de las elecciones europeas ni los cinco diputados  de Podemos. Las elecciones pudieron ser la visualización más evidente del cabreo.  Mas bien creo, con una visión más tradicional, que el origen lo tenemos en la mayor crisis económica que ha conocido España y Europa desde hace un siglo. La gente canso de ser los únicos afectados por la crisis y de no ver ninguna señal de posible mejoría. Muchos analistas llevan años preguntándose como un país con nuestra tasa de paro, con nuestra perdida de derechos , con una de las mayores desigualdades de Europa , con malnutrición infantil, y con gente buscando comida en la basura no explotaba de forma violenta. Una parte de la nueva izquierda y algunos nihilistas  intentaron desprestigiar a la política en general y a los partido en particular. Esto no nos puede extrañar, cierta izquierda siempre presumió de superioridad ética  e intelectual, pagando así su tributo a la idea leninista de la "vanguardia".
No es que la sociedad española no reaccionará o estuviera anestesiada por el fútbol  es que el pueblo español reaccionaba a su manera que no respondía a lo que esperaban los "guardianes de las esencias progresistas".
No es el fin de la política como algunos esperaban, es la reivindicación de una nueva forma de  la política y de una radicalización de la democracia. Los cambios van afectar a todas las facetas de la vida  desde las relaciones personales hasta las maneras de ejercer el poder. Los cambios llegaran a todos los rincones de nuestra sociedad y se basaran en una mayor participación individual de todos nosotros una mucho mayor transparencia de todas las  organizaciones no solo políticas, una mayor exigencia moral para todos y una apuesta radical por la equidad y la solidaridad.
Estos cambios los posibilitan las nuevas tecnologías  pero no podemos dejarlas en manos de los populismos que surgen en toda Europa y que solo buscan sus intereses personales y los de los que mueven sus hilos.
Las elecciones europeas fueron la visualización del cabreo que necesitaban ciertos partidos para darse cuenta de los cambios que la sociedad les exige para seguir contando con ellos en el nuevo proyecto de sociedad para el siglo XXI. Todos han tomado nota, los que ya han hecho movimientos en la dirección del cambio y los que aún no se han movido.
Pero sin duda lo más espectacular fue la renuncia al trono del Rey. Es verdad que la institución real estaba muy deteriorada por sus propias actuaciones, sobre todo en los últimos años. El movimiento de la Casa Real perece un intento de salvar los muebles y de rejuvenecer la imagen publica. El nuevo rey tiene que ser consciente que no vasta con un lavado de cara que se le va a exigir mucho más. La primavera Española ya esta aquí.

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