miércoles, 26 de marzo de 2014

"Solo ante el peligro" I


He preferido esperar a que Adolfo Suárez descanse en paz, en la catedral de Ávila  junto a su mujer y al lado de Claudio Sánchez-Albornoz. El ultimo presidente de la II República y el primer presidente de la democracia postfranquista enterrados codo con codo.Menuda alegoría de las dos Españas y si le sumamos el epitafio de Adolfo Suárez: "la concordia fue posible" ya ni te cuento.
Personalmente creo que lo que mejor define a Suárez es la soledad que le acompaña desde su designación por el Rey. Por esa época estudiaba en Bruselas y aún recuerdo la desilusión que causo su nombramiento. La única referencia que Europa tenia de este desconocido era su posición privilegiada en la cumbre del Movimiento Nacional y la foto que copó las primeras planas de la prensa mundial fue la de un Suárez con guerrera blanca y camisa azul jurando los principios del Movimiento nacional.

 Europa tomó la salida a escena de Suárez como un retroceso, como una frenazo en el proceso. Y no solo Europa sino toda la oposición al Régimen. Recuerdo perfectamente la primera de "Cuadernos para el Dialogo"  totalmente negra con una foto de Suárez pequeña, en el centro de la pagina y con el titular:"Apagón".
Los orígenes políticos de Adolfo Suárez le granjearon, para un largo tiempo la desconfianza en el mejor de los caso y el rechazo generalizado de una parte muy importante de la izquierda.
Suárez sorprendió a propios y a extraños tomando decisiones, sin lugar a dudas atrevidas. Pero no nos engañemos de no tomar esas decisiones las hubiese tomado otro y el no tendría el lugar que tiene en nuestra historia. Creo que la decisión más atrevida fue el suicidio colectivo de las Cortes franquistas. La legalización del PCE era una condición indispensable impuesta. Europa no podía aceptar una fantasmada de elecciones sin el PCE y la situación de España necesitaba como el comer la ayuda y el apoyo de Europa y muy especialmente de Alemania. Por otro lado a Adolfo Suárez y a los reformistas del régimen les convenía que el voto de izquierda se dividiera lo más posible para asegurarse el Gobierno.
También seria temerario creer que la transición solo fue obra de Suárez, de ser así no hubiera cuajado. Fue una obra colectiva de todos los partidos, de los sindicatos y de la sociedad en su conjunto. Entre los ingredientes de ese magnifica experimento hubo uno que muy pocas veces se cita y que para mi manera de ver las cosas fue primordial, el miedo. El consenso fue producto del miedo que ambos lados tenían de que la historia se repitiera de que alguien hiciera descarrilar el tren. Ese miedo que hizo que mucha gente de izquierdas votara a Suárez y a su partido. Ese miedo se termino el 23F cuando la gente se dio cuenta que por mucho que se fuera prudente políticamente siempre alguna gente estará dispuesta a aguarnos la fiesta.

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