miércoles, 15 de enero de 2014

El paseillo.

Estamos llegando a extremos insospechados de mala baba. Se equivocan los que piden a voz en grito que la hija del Rey se vea obligada a hacer el "paseillo" para entrar a declarar a la audiencia de Palma. Lo que hay que revindicar a voz en grito es que ningún inculpado se vea obligado a ese monstruoso ejercicio de sometimiento al escarnio publico. Es más la pena del telediario, tan buscada en nuestro país tenia que ser  combatida con contundencia  por los propios jueces.
Mejor ni hablar de los ciudadanos que se agrupan a la salida de los juzgados para insultar o aplaudir a los que entran o salen. En democracia la justicia la imparten los jueces y los tribunales. Que nuestra administración de justicia necesite una profunda reforma que la democratice y la modernice no puede justificar el espectáculo en el que se han convertido las salas de audiencia.
La tendencia generalizada seguida por nuestra prensa, donde ya no se no se distingue la prensa seria de la prensa del cotilleo también es responsable de este "circo", donde se mezclan jueces estrella, ladrones, farándula y corruptos. Que se puede esperar de un sistema donde la mejor manera de que alguien informe de un sumario es declararlo secreto.
Personalmente lo que me importa es lo que  la Infanta va a responder al juez instructor. Saber si su declaración puede servir para que el juez saque conclusiones que permitan que el sumario llegue lo antes posible a su final y un tribunal juzgue a los que sean inculpados. To lo demás es ruido sobrevenido que nada aporta.

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