martes, 10 de enero de 2012

Doce trajes

Después de pensarlo bastante, de leer multitud de artículos de prensa, de escuchar un montón de crónicas radiofónicas y de ver un sinfín de reportajes televisivos, creo que lo peor de todo lo que le puede pasar a Francisco Camps es: necesitar como mínimo 12 trajes para vivir.
Conocía ejemplos de casos parecidos, pero siempre relacionados con mujeres. Son conocidos los fondos de armario de Evita Perón, los miles de pares de zapatos de Imelda Marcos, pero no recordaba ningún caso masculino de esa extraña relación con las prendas de vestir. Se perfectamente que no soy el más adecuado para hablar de trajes pues por tener no he tenido ni traje de comunión. En mi vida recuerdo cuatro trajes, el de pana, el de bonito, el de  casarme y otro que tuve que comprar para acudir a la boda del hijo de mi mejor amigo. El de pana era obligatorio, en aquellos años para marcar tendencia política, el de bonito o de calle era imprescindible para salir del cuartel cuando hice la mili, el de casado era el de casado (ya entendéis) y el ultimo fue una ganga de las rebajas del Corte Ingles que me salio más barato que los zapatos.
No se si el jurado popular declarará a Camps culpable o inocente, pero nadie me quitará de la cabeza que este señor, por muy presidente de la generalitat valenciana que fuera tiene un grave problema psicológico. Nadie medianamente normal necesita doce trajes para andar por la vida.


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