lunes, 19 de julio de 2010

Es solo un juego.


Esta semana Milio Mariño, nos habla del intento de recuperación del excito de nuestra selección de fútbol, para intentar una especie de regreso al pasado. El deporte siempre fue un fenomenal instrumento de propaganda sobre todo para las dictaduras, que les voy a contar a estas alturas de la película, pero también para las democracias. Esto último es más reciente. En ambos casos intentan colarnos una mentira revistiéndola de la credibilidad que normalmente tienen los deportistas. La utilización del equipo de Francia para vender la multiculturalidad de la Republica se dio de cruces a los pocos meses con los graves disturbios de los barrios más pobres de las grandes ciudades. O con un encuentro, en el Estadio de Francia, donde la Marsellesa fue abucheada por un público mayoritariamente compuesto por franceses de origen argelino.
En nuestro caso, el baño de felicidad se mezclo con un inusitado fervor unitario que algunos han querido utilizar para poner, en la picota a nuestra forma de organización territorial. Recordemos que el día anterior más de un millón de catalanes protestaban, en Barcelona contra la sentencia del Tribunal Constitucional.
Es un error, los ciudadanos sabemos diferenciar y no nos suele gustar que crean que somos tontos. El fútbol es solo un juego un juego maravilloso pero no nos lo toquen.
Cuando vea a Milio Mariño tengo que decirle que, para mi el patriotismo no tiene la misma connotación negativa que el nacionalismo.

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