sábado, 17 de agosto de 2013

La revolución ya no es lo que era.


Las primaveras árabes vienen a demostrar una vez más que lo, que con demasiado premura nos  empeñamos en calificar de revolución, muchas veces no lo es. En este caso el diccionario de la RAE nos es de escasa ayuda por su profundo conservadurismo y su esclerosis.
La revolución conlleva irremediablemente la idea de progreso y no únicamente la de cambio. Mejora de las condiciones de vida, lo que no se puede limitar a las condiciones económicas si no que también tiene que garantizar más libertad individual, más igualdad y más tolerancia y respecto para con el otro.
Ningún ejercito, ni  ninguna religión pueden ser los garantes de un proceso revolucionario, solo el pueblo puede encabezar este proceso. Las vanguardias también han demostrada su incapacidad para garantizar el proceso.

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