Los que pretendieron minusvalorar la importancia de la
convocatoria de la huelga general, aduciendo que no servia para nada se
equivocaron y siguen errando intentando minusvalorar lo ocurrido el 14 N.
Los sindicatos, que se han convertido en pieza de caza mayor para la
derecha más reaccionaria, para la "TDT party" y del nihilismo recurrente
instalado en una clase media alta asustada han demostrado tener reflejos y
cintura para primero reconocer errores y segundo poner su capital organizativo
al servicio de la sociedad civil. Porque si alguien puede estar orgulloso de lo
conseguido, el 14M es una vez más la gente, los ciudadanos de a pie que han
llenado a rebosar las calles y plazas de España para una vez gritarle al
Gobierno del PP que "... estamos hasta los..." de sus políticas neoliberales
e ideológicamente conservadores en extremo.
El éxito abrumador de las manifestaciones vespertinas
quizás venga a confirmar que para ocasiones como la vivida, en un país con
cerca de seis millones de parados y centenares de miles de trabajadores en
situación muy precaria hay que revisar los métodos tradicionales de acción. La
agresión es de tal envergadura que es la sociedad entera la que hay que hay
que movilizar para darle respuesta. El llamado foro social tiene que
ser el protagonista de este movimiento. Las organizaciones tradicionales de la
izquierda tienen que participar de ese movimiento y tienen que ser aceptadas
como lo que son: partidos y sindicatos que pudieron cometer errores y tardar en
reaccionar a la crisis, pero que sin su existencia simplemente
no tendríamos ni libertad ni democracia ni sociedad civil.
Hay que pedirles cambios tanto internos, mayor democratización de
su estructuras; como programáticas más estado del bienestar,
mas libertad, más igualdad y más solidaridad. Pero que nadie espere de nosotros
criticas furibundas y caza de brujas como las orquestadas por cierta derecha
populista que no se sabe muy bien lo que busca, en el río revuelto de la
crisis. Tampoco podemos continuamente negarles la posibilidad de proponer
alternativas, recordándoles sus errores pasados condenándoles a
la parálisis. Cuando leo, en las redes sociales que "todos son
iguales" siempre me acuerdo de los políticos vascos asesinados
o amenazados por la banda terrorista.¿ Como se puede tener la cara de
decir que eran iguales que los políticos que apoyaban a los
asesinos ?
Personalmente creo que el 14M ha merecido la pena para visualizar
el hartazgo que siente nuestra sociedad. Colateralmente también ha servido para
poner en el orden del día de las elecciones catalanas los temas económicos
y esto puede tener su importancia.
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