miércoles, 4 de julio de 2012

Un canto a la alegría.


Me comentaba mi madre que no recordaba tanta bandera nacional, en las ventanas, ni en tiempos de Franco. Esa es la primera de las novedades que ha aportado la selección de fútbol, el compartir la bandera con toda normalidad. Yo reconozco que no soy de banderas, pero no soy de ninguna ni de la nuestra ni de cualquier otra. Como cantaba Léo Ferré: " La bandera negra de los anarquistas sigue siendo una bandera".
Otra de las cosas buenas que nos han dado estos chavales es la normal cohabitación de las enseñas autonómicas entre si y con la general. Cohabitación en igualdad y solidariamente.
La Eurocopa ha dado mucho que hablar y esto a todos los niveles, tanto deportivo como ciudadano y político. Esta claro que aquí se viene utilizando desde la olimpiada de Barcelona, el deporte para "hacer país". El fútbol como deporte rey y como fenómeno de masas no se ha salido de este propósito. Este estado tan complejo y a la vez tan variado necesita algo al rededor de que poder aglutinarse, hacer piña. Ese algo es el deporte y muy concretamente el fútbol. Quizás es el elemento aglutinador más fácil de conseguir vista nuestra idiosincrasia y nuestra manera de ser. Más fácil no significa ni que sea fácil ni que sea barato, pero merece la pena. Esto lo tienen claro tanto la derecha como la izquierda.
A algunos les cuesta mucho reconocer esta función social del deporte y muy especialmente del fútbol. Muchos siguen asociando fútbol al partido del Bernabeu, el día de San José. La "intelectualidad" de izquierdas siempre a mirado por encima del hombro al fútbol que para ellos era sospechoso de desviar a la clase trabajadores de su "cometido histórico".
Al lado de estos "profesionales" de la crítica, desde hace unos años han surgido otra serie de gente que no admite la posibilidad de disfrutar de nada, en tiempo de crisis, como los que vivimos actualmente. Son aguafiestas, cenizos, "les va el drama" y como decía Gila: "Te acaban con una boda, antes de llegar a la iglesia." La alegría no esta reñida con la sensatez y con el conocimiento de la situación de crisis que estamos atravesando. Las continuas lamentaciones y la negatividad absoluta y permanente no nos ayudarán a salir de esta.

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