viernes, 2 de octubre de 2009

No entiendo a “los Lorca”.


Desde que se empezado a hablar de abrir la tumba donde “presuntamente” tiene que estar enterrado Federico García Lorca y cuatro o cinco personas más, los familiares del poeta no hacen más que poner trabas para retrasar lo más posible la apertura de la fosa.
Como no pueden paralizar los trabajos, pues familiares de los otros ocupantes han solicitado a apertura y el reconocimiento de sus muertos, la familia Lorca esta exigiendo medidas extraordinarias para garantizar el anonimato e incluso prohíben que se identifiquen los restos de su familiar. Quieren que Federico repose donde supuestamente ha sido enterrado.
La verdad que esta actitud de los descendientes del poeta me resulta extraña por no calificarla de otra manera. En buena lógica tendrían que ser los primeros en querer identificar los restos de Federico. Por otro lado la identificación no puede presentar muchos problemas, pues el maestro y uno de los banderilleros eran cojos.
La tumba de Lorca fue uno de los temas más recurrentes de la represión franquista, durante años se ha escrito ríos de tinta sobre su verdadera ubicación. El hispanista irlandés, Ian Gibson ha determinado hace treinta años el probable emplazamiento de la fosa. Siempre se pensó que la fosa estaba ocupada por los cuerpos de Federico García Lorca, Francisco Galadi (banderillero), Joaquín Arcollas (banderillero) y Diósforo Galindo (maestro de Pulianas) todos ellos fusilados por los sublevados el 18 de agosto de1936. El pasado primero de agosto, la prensa nacional publicaba la posibilidad de que hubiera un cinto ocupante, Fermín Roldán García (funcionario del ayuntamiento de Granada). Este habría sido arrestado, el mismo 18 de agosto del 36 y conducido directamente al pelotón de fusilamiento sin pasar como los otros por la finca La Colonia como el poeta y sus otros acompañantes.

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